EDITORIAL
l Desarrollo
alternativo
La derrama
económica que genera el sector turístico se verificó una vez más en esta recién
pasada temporada vacacional.
Con todo y sus mosquitos, San Blas es altamente
disfrutable, y la tolerable convivencia con estos pequeños hematófagos es
posible vía tela de mosquitero y otros artilugios: debidamente controlados no
echan a perder la fiesta.
Es
necesario promocionar todas las bellezas naturales y atractivos históricos que
poco se mencionan.
El
viejo debate sobre si San Blas se mantiene del turismo o de la pesca debe
zanjarse atendiendo al futuro: aumentar el desarrollo de los servicios
turísticos, generar empleos y a-traerse a esa mano de obra que está
sobreexplotando los recursos marinos y que sin embargo apenas sobrevive.
Desde
hace más de diez años viene considerándose la necesidad de diversificar las
actividades productivas de la población para desprender de sus actividades
marítimas a quienes allí buscan el sustento, otorgando incluso becas a los hijos
de los pescadores para que se desarrollen en otras profesiones, propuestas
elevadas por los pescadores mismos y escuchadas por las autoridades pesqueras.
Aunque
los principales días de Semana Santa llenaron al cien por ciento los hoteles,
hay otras fechas más que si bien no ocasionan un cupo semejante, también
sostienen la estructura turística y derraman ingresos para la población, lo
cual pudiera optimizarse.
La
propuesta básica no es convertirse en un pueblo de sirvientes, sino hacer un
esfuerzo por explotar racionalmente los recursos turísticos, y por esta vía
disminuir la sobreexplotación a que se somete al mar, que aunque es tan
generoso, ya no brinda aquella increíble producción de que el sanblaseño
disfrutaba antaño.
La
actividad pesquera continuaría como siempre, cuidadosa ahora de no aumentar el
gremio, sino contenerlo, y en lo posible, disminuirlo. ¤
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