miércoles, 30 de enero de 2013

ESTA BOCA ES MÍA 7

Esta boca es mía           
Por Antonio Delgado I.


Ni duda cabe que la corrupción es aceite y pegamento de las autoridades y la sociedad, Y  la impunidad es el mejor acicate para seguir no por el camino indicado, sino por alguna desviación que en cualquier recodo convierte en millonetas a quien la sigue.
Al ex gobernador Ney González lo acusan de endeudar al estado, pero parece que únicamente a Efrén Velázquez Ibarra inhabilitaron por once años, y a nadie más. Incluso, en una suerte de reconciliación, el doctor Manuel Narváez Robles, dicen los más suspicaces, fue designado por el gobernador del Estado, Roberto Sandoval, para encabezar la dirección de Apoyo Económico. A Narváez se le vincula con el gobierno anterior, pero sobre todo se le rechaza por estar implicado directamente en la deuda que carga el estado, dado que fue presidente del Congreso del Estado en la pasada administración.
¿Qué clase de movida fue esa? ¿Una reconciliación con el pasado? Esperemos que no, porque de ser así, fritos estaríamos en San Blas con la justicia esperamos se aplique al responsable del X XXVIII Ayuntamiento de San Blas, Hilario Ramírez Layín, según denuncia del presidente Porfirio López Lugo, por el desvío de setenta millones de pesos. Pero la Contraloría sigue fincando responsabilidades, por lo que todavía pueden poner en capilla a ciertos pícaros que andan paseándose con su orden de amparo, a la cual tienen derecho, pero ¿serán capaces de explicar las acusaciones en su contra sin perder la calma?

Municipios, destinados al fracaso
Sin olvidar, decía, que tamañas corruptelas desfondan el erario público, hay otro factor no menos decisivo en su colapso: las prestaciones y sueldos que el ayuntamiento otorga a sus trabajadores.
Los ayuntamientos son instituciones diseñadas para el fracaso, según el Instituto Mexicano de la Competitividad –IMCO-, toda vez que carecen de solvencia para dar satisfacción a los sueldos y prestaciones que demandan los trabajadores organizados en el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Estado y los municipios –SUTSEM- y que, siendo así, se impone la revisión inmediata del contrato colectivo de trabajo. “Nos alcanzó la historia”, dijo el presidente municipal de Tepic, y se acabaron los privilegios.

De historia
Y a propósito de historia, quédome perplejo al leer la extrapolación que de ella hace un cronista tan añejo como el señor Enrique S. de Aguinaga Cortés.
Don José de Gálvez, fundador de San Blas y de paso sea dicho doctor en derecho, con su capacidad legisladora construye el puerto y en resumen él ordena edificar todas las depen-dencias necesarias para hacer de él una base naval importante, en 1768.
Don José de la Cruz entra en acción en 1810, cuando el virrey Francisco Javier Venegas le manda traer de España, casi medio siglo después de la fundación de San Blas. De la
Cruz fue el último gobernante de Guadalajara dentro del sistema virreinal.
Cuando hace sus afirmaciones, el señor Cortés cita una fuente: “Ernest J. Burrus, editore “Ducrue’s account of the expulsión of the jesuits from Lower California (1767-1768), Roma-St. Louis, Jesuit Historical Institute- St. Louis University, 1967, páginas 77 y 79).
La verdad no entiendo por qué hace esas generalizaciones, por tanto desde esta humil-de tribuna emplazo a don enrique para que nos explique por qué dice (en mala prosa, además), que: “Desde que fue construido el Puerto y el poblado de San Blas por la ma-yoría de manos prisioneras, ocasionalmente algún barco que llegaba a San Blas desembarcaba prisioneros y cuando así lo hacía, los remitía a la ciudad de Tepic. En su crónica del pasado 16 de enero, publicada en el diario “REALIDADES”, pide también que “Brevemente recordemos que nuestro bello puerto y poblado de San Blas, fueron construidos por manos prisioneras que habían llegado ahí a cumplir sus condenas y que pienso, de San Blas nadie logró sobrevivir, muriendo por lo excesivo del trabajo, los golpes o alguna enfermedad mortal”.
Con increíble facilidad, este cronista borra de la historia el nombre de don Manuel Rivero Cordero y sus 38 familias, que efectivas fueron 28 (de 116 iniciales), que comenzaron el desmonte el 22 de febrero de 1768, fecha oficial de la fundación de San Blas.
No es falso que “el superior gobierno destina delincuentes sentenciados a presidio para que aquí purguen sus delitos (Enrique Cárdenas de la Peña, San Blas de Nayarit, SEMAR, 1968; pág. 43), pero de eso a generalizar abusivamente que manos prisioneras construyeron San Blas, hay grande distancia.
Recomiendo un libro: el “San Blas de Nayarit”, de Enrique Cárdenas de la Peña despejará todas o casi todas sus dudas acerca de la historia de San Blas. Cierto es que es difícil conseguirlo, pero vale la pena. Hace 44 años la Secretaría de Marina hizo un tiraje de únicamente mil ejemplares, con motivo del 200 aniversario de San Blas, y solamente hizo un tiraje de mil ejemplares, por eso están difícil de obtener.

Así da gusto
Nada más que con 40 mil pesotes como liquidación se irán los empleados de confíanza del área de parques y jardines después de haber laborado más de seis años, en un titánico esfuerzo del presidente municipal, en trabajo coordinado con el tesorero para sa-near las finanzas del Ayuntamiento.

Compromiso del presidente
Construir una cisterna elevada en la nueva dársena de la “U” es un compromiso asumido por el presidente municipal de San Blas, MC Porfirio López Lugo, a fin de que este sector productivo cuente no solamente con la lonja pesquera, que dejó inconformes a algunos porque a raíz de dicha construcción, se dejarían de lado las necesidades prioritarias de ese centro de trabajo, como es el agua potable y el drenaje.¤

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